sábado, 17 de marzo de 2012

noventa y dos.

Quiero levantarme por las mañanas y saber que eres mío nada más abrir los ojos. Quiero que me llames todos los días, que te preocupes si no estoy bien, que me llames princesa. Que me abraces, que me beses, que te pongas celoso de otros chicos. Quiero tenerte cerca, que intentes hacerme reír, que te mueras por verme todos los días, que no llegues tarde, que salgas únicamente para verme a mí. Que vivas cada día como si fuera el primero, que me digas te quiero cuando lo sientas. Quiero vivir un sueño, nuestro sueño.

viernes, 24 de febrero de 2012

noventa y uno

Chica saca esa sonrisa que es la que ilumina al cielo, quiero que se vean tus ojos, no los tapes con el pelo, que si están mojados te aseguro que se pasa. Eres la mejor princesa, belleza encerrada en casa. ¿Por qué no te valoras? ¿No ves todo lo que vales? No seas tonta, no te rayes, eres fuerte, tú lo sabes. Tú tienes la llave, tú tienes la clave, y cuando aprendas esto chica, ¡no habrá quién te pare!

jueves, 9 de febrero de 2012

noventa.

El canalla, el malo, el que se sube a la moto mientras enciende un pitillo. El que no le rinde cuentas a nadie salvo a sí mismo, es la promesa eterna de la libertad. Es el que a su lado, cada día será diferente al anterior. Es la inestabilidad, la tormenta, el caos. Es el "hoy te quiero menos que ayer y mañana no sabré ni quién eres." Es la sonrisa hipnótica del rebelde sin causa, el deseo que viaja en tranvía, el capitán Jack Sparrow, el mañana que nunca muere. Es, en definitiva, la atracción que ejerce lo prohibido, lo que no nos conviene, lo que nos va a hacer sufrir. Porque en el fondo esa atracción se basa en la remota y utópica posibilidad de poder domar a la fiera, de ser la que ha conseguido meter en el redil al que nunca quiso ser boy-scout. Ser la que ha conseguido que la sonrisa de un canalla deje de lucir o, mejor dicho, que sólo lo haga por ti. Pero querida, si hicieran eso, serían como los demás, como todos los que convienes, como los que no te harán sufrir. Y entonces ya no tendrán ningún tipo de morbo, por eso seguimos sonriendo.

ochenta y nueve.

-¿Cómo consigues sonreír siempre?
 + Es muy sencillo, crea una balanza. Pon a la derecha los buenos momentos y, a la izquierda, los malos.
- Pero, ¿y si la izquierda le gana a la derecha?
+ No importa, ¡haz trampas!

ochenta y ocho.

Tú eres coca-cola, yo soy el whisky barato; mi mezcla preferida pa’ ahuyentar el llanto. Salimos a la calle cuando más llueve, gritamos entre coches cuando todos duermen. Tú eres mi Cenicienta que nunca tiene prisa, una bala perdida hecha a mi medida. Cuando me siento herido, me subes a un tejado y allí la vida es menos puta si estás a mi lado.

ochenta y siete.

"Shakespeare dijo: Siempre me siento feliz, ¿sabes por qué? Porque yo no espero nada de nadie, las expectativas siempre duelen. La vida es corta así que ama la vida, sé feliz y mantén la sonrisa. Solo vive para ti y antes de hablar, escucha. Antes de escribir, piensa. Antes de pasar, gana. Antes de rezar, perdona. Antes de hacer daño, siente. Antes de odiar, ama. Antes de abandonar, inténtalo. Antes de morir... vive."
 

ochenta y seis.

 Que se joda el viento si me escondo contigo, que se joda el mar si prefiero bañarme en tus ojos, que se joda el sol si prefiero la noche contigo. Que se joda el tiempo si lo gasto en ti las veinticuatro horas, que se jodan las cuerdas de mi guitarra si prefiero acariciarte. Que se jodan algunas personas si mi vida se reduce a ti, que se joda mi alma si mi cuerpo prefiere el tuyo y que se joda mi vida si yo formo parte de la tuya.

martes, 7 de febrero de 2012

ochenta y cinco.

+ Tu mundo sería mejor sin mí.
- No sería mi mundo si tú no estás.

ochenta y cuatro.

Cuando la realidad se torna blanca y negra, y las lágrimas tapan las sonrisas. Cuando el mal vence al bien, y el amor no supera cualquier obstáculo. Cuando no te sale la voz y las palabras desaparecen sin dejar rastro. Cuando lo único que es capaz de acompañarte son las canciones lentas y las nubes ocupan tu cielo. Cuando el sueño invade tus ojos y la tristeza te impide dormir. Cuando lo que parecía real es mentira y las mentiras se vuelven realidad. Cuando te despiertas cansado, habiéndote acostado con lágrimas en los ojos, habiendo dormido de hito en hito, habiendo soñado pesadillas. Cuando la persona a la que más quieres se vuelve una extraña y la que menos esperabas se convierte en tu confidente. Cuando la vida da mil vueltas, cuando la noche y el día se alternan cientos de veces, cuando más triste estás, es cuando valen más las sonrisas que regales.

viernes, 3 de febrero de 2012

ochenta y tres.

Bien, ahí me tenéis en uno de esos días en los que nadie te coje el teléfono y las paredes se te echan encima. Yo sé que siempre hay salida, pero saber que todo irá mejor no quita que me sienta echo una porquería. Pasan los años, los proyectos, los sueños... ¿Recuerdas cómo querías ser cuando eras pequeño? Crecer es darse cuenta de que la vida no es como quisieras que fuera, todo es mucho más complejo. Responsabilidades, luchas, deberes, sonreír cuando no te apetece, mentir para no hacer daño a la gente que quieres, fingir cuando perfectamente sabes que te mienten. ¿Merece la pena hacer lo que se supone que debes más veces de lo que realmente quieres? ¿Por qué terminé haciendo lo que todos hacen, si se supone que siempre me creí diferente? He sido un cobarde disfrazado de valiente, siempre pendiente del qué dirá la gente, escondo mis miedos para parecer fuerte, pero ya no más, es hora de ser consecuente. Quizás la clave para ser realmente libre sea reír cuando puedas y llorar cuando lo necesites. Ser honesto con uno mismo, centrarse en lo importante y olvidarse del ruido. No obcecarse con los objetivos, tratar de relajarse y vivir algo más tranquilo. Con este tema me hago una promesa y es hacer lo que sea para encontrar soluciones, no problemas. Sé que no soy perfecto, bien, no me castigaré más por no serlo. Voy a aprender a decir que no, a aceptarme como soy, a medir el valor, porque a veces fui valiente por miedo. Sé que suena extraño pero, ¿sabes qué? lo peor de todo es que es cierto. Hoy busco dormir a gusto, no suena muy ambicioso pero créeme, es mucho. Llevo treinta años estudiando la vida, ¿que no hay mal que por bien no venga? Eso es mentira. Me centraré en lo importante: en mi familia, mis amigos, mi pasión por el arte. Aceptaré que tengo derecho a estar de bajón de vez en cuando, porque estar de bajón es humano. No pienso rendirme ante ningún problema, confío en mí, soy capaz de vencer lo que sea. Volveré a caer millones de veces, pero siempre volveré a erguirme.

jueves, 2 de febrero de 2012

ochenta y dos.

Me sostengo de tu cuerda, que me mantiene a diez pies del suelo. Estoy escuchando lo que dices, pero no puedo hacer ningún ruido. Me dices que me necesitas, entonces vienes y me cortas, pero esperas y me dices que te perdone... No pensaste que me daría la vuelta y te diría: es demasiado tarde para pedir disculpas, es demasiado tarde.
Me arriesgaría de nuevo, me culparía de todo, lo intentaría por ti. Y te necesito como un corazón necesita latidos. Yo te amé a rojo pasión, pero ahora se está tornando azul y dices perdóname, como el ángel que el cielo me hizo creer que eras, pero tengo miedo. He dicho que es demasiado tarde para pedir disculpas, demasiado tarde.

ochenta.

Algún día te darás cuenta de cuánto le echas de menos y de lo increíble que es, pero en ese momento, él ya estará con la chico que siempre lo supo.

setenta y nueve.

Le he dicho te quiero a la misma persona que terminé odiando y le dije te amo a la misma persona que aún estoy olvidando.

setenta y ocho.

Y al contrario y viceversa, y en la buena y en la adversa, del derecho y del revés, tú primero y el mundo después.

miércoles, 1 de febrero de 2012

setenta y siete.

Tal vez no lloro, pero me duele. Tal vez no lo digo, pero lo siento. Tal vez no lo demuestro, pero me importas.

viernes, 27 de enero de 2012

setenta y seis.

Antes de que preguntes, no lo sé, no sé si te quiero, no sé si me gustas, no sé si sólo te deseo, no sé ni siquiera si podría estar enamorándome de ti. Sé que me miras y me pongo nerviosa, sé que si me sonríes sonrío yo, como una autómata, como si tu sonrisa arrastrara a la mía a través de un hilo invisible. Sé que me gusta tu boca, sé que te abrazaría al menos 500 veces al día, sé que me alegro cuando sé que te voy a ver. Sé que el día no es lo mismo si quedamos todos y tú no vienes, sé que pienso en ti a menudo, demasiado a menudo quizás. Sé que me encantaría saber que piensas en mí, sé que cuando me preguntas "¿qué tal?", te diría: "bien, con ganas de ti...

setenta y cinco.

Ponte guapa solo para joder al que pudo tenerte y no te tiene. Valora a quien te valora y no trates como prioridad a quien te tiene como opción. Acuérdate que el que no quiso cuando pudo, no podrá cuando quiera. Me pesa lo falso, me agobian las mentiras. Amo lo prohibido, me excita lo imposible. Me cuesta decir muchísimo las cosas. Odio que me controlen y no soporto esperar. Soy hiperactiva, río con ganas y sin ellas. No me agarres ni intentes protegerme. Si me insultas, te respondo y si me ignoras, yo hace tiempo que no te escuchaba. Me resbala si follas o fallas. Si estudias o prefieres trabajártelas. Si odias los domingos o si cuentas por ahí que yo estaba loca por ti. Si eres victoria o fracaso. Si te sigue faltando cerebro o te sigue sobrando de ahí abajo. Si bebes para divertirte o para olvidarte. No me quedan ni canciones que recordar, ni canciones para recordarte. He aprendido la lección bien aprendida a base de palos y no me han quedado ganas de volver a verte, ni de noche, ni de mañana. Porque las ganas y la complicidad ardieron en el infierno. Y no me han quedado ganas de ti en general. Sólo una indignación que se parece a la resaca de los domingos y un poco de odio hacia todo lo que tenga que ver contigo. Nunca fui tu amiga, pero aún así, soy una de las mejores cosas que han pasado por tu vida, demasiado buena para un amante de las mentiras. Y cuando llegue el día en el que hagas un repaso de tu lista y sientas ese no se qué porque yo ya no estoy en ella, me verás a años luz de esta pesadilla.

setenta y cuatro.

"Es imposible", dijo el orgullo. "Es arriesgado", dijo la experiencia. "No tiene sentido", dijo la razón. "Inténtalo", susurró el corazón.

setenta y tres.

Porque la vida pasa frente a tus ojos lentamente, es mejor no esperar nada de nadie que estar esperando siempre. Es mejor ser pesimista que llevarse una desilusión, la falsa esperanza se encarga de que no entres en razón. Mira por ti, porque el mundo es egoísta y puede ser que buscas esa persona y que no exista. Llora hasta que alguien consiga hacerte sonreir, sonríe hasta que alguien te haga llorar, las cosas van así. Sueña para desperarte por fin de un sueño peor.

miércoles, 25 de enero de 2012

setenta y dos.

Me olvidaba decirte que tengo unas ganas de hacerte el amor que no te puedes imaginar, pero esto no se lo diré a nadie, sobretodo a ti. Deberían torturarme para obligarme a decirlo. Que quiero hacer el amor contigo, no sólo una vez, sino cientos de veces, pero a ti no te lo diré nunca, solo si me volviera loco te diría que haría el amor contigo aquí, delante de tu casa, toda la vida.

domingo, 22 de enero de 2012

setenta.

Lo siento por ti si aspiras a olvidar a alguien que quisiste, ejercer el olvido por voluntad es imposible.

sesenta y nueve.

Que no hay personas perfectas, que no existe línea recta, que lo que menos se busca es lo primero que se encuentra.

sábado, 21 de enero de 2012

sesenta y ocho.

Yo no quiero que me quiera porque no tiene a ninguna otra, quiero que me quiera porque tiene a millones donde elegir y me elige a mí.

jueves, 19 de enero de 2012

sesenta y siete.

- Prométeme que seré la única mujer a la que vas a querer.
+ No puedo...
- ¿Por qué? ¿Hay otra mujer?
+ No, pero la habrá. Será como tú, pero más joven y te llamará mamá.

sábado, 14 de enero de 2012

sesenta y seis.

Si el mundo se está rompiendo por 4 partes, ya puede ser la mayor catástrofe de la historia, que si estoy contigo, no me entero.

miércoles, 11 de enero de 2012

sesenta y cinco.

He aprendido a callar cuando más necesitaba hablar. He aprendido a volar sin alas. A caminar sin pies y besar sin alma. A acariciar atravesando la piel. A mirar con los ojos cerrados. A hacer locuras sin perder la razón. A decir "te quiero" en silencio. A notar caricias invisibles. A ahogarme en la ausencia y ahorcarme en el recuerdo. He aprendido a llorar sonrisas y reír llantos. A carcajear mentiras y besar labios falsos. A estremecerme sin sentimientos. A soñar despierta y dormir con los ojos abiertos. A escupir verdades mordiéndome la lengua. A derramar nostalgia y recoger, a veces, un poco de nada.

sesenta y cuatro.

Cógeme de la mano, llévame a donde no me pueda imaginar, hazme sentir viva, especial, única. Quiéreme como nadie lo ha echo nunca, regálame cada uno de tus besos, cada una de tus caricias, tus palabras, tus miradas, tus sonrisas. No me dejes sola. Si me haces despertar de mis sueños, que sea porque me los harás realidad, ni más ni menos, yo te quiero a ti y a nadie más.

sesenta y tres.

Sonrisas tatuadas por horas alcoholizadas, por locuras de media noche y despertares a medias tardes. Los chupitos, los cubatas y todo el humo del local se impregnan en tu ropa, dándole ese asqueroso olor que al día siguiente te hace recordar lo bien que te lo pasaste y lo mucho que desfasaste. Los bailes, los tacones, la música alta y perder el control, aumentar la velocidad y estrellarse contra sus labios.

martes, 10 de enero de 2012

sesenta y dos.

Enamorarse es fácil, permanecer enamorado es un desafío, dejar ir es lo más difícil, seguir adelante... es un triunfo.

sesenta y uno.

Tomé la decisión de olvidarte y te confieso que espero que todo te vaya bien ya que lo nuestro terminó, espero que siempre te encuentres bien y que nunca olvides que yo todavía te quiero aunque no te espero, siéndote sincera me hiciste falta, amor. Pero con el tiempo he logrado salir y te quiero decir que ahora me encuentro bien. Y es que ya no te necesito, aunque fuiste tú a quien yo amé infinito, qué pena que te tuve que olvidar.
No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes y se va a volar. Después sientes que lo extrañas, que lo añoras, pero ya no está.. Y ahí noté que no todo era color de rosas como pensaste cuando tomaste la decisión de dar la vuelta y dejarme sola. Y aunque te amé lo superé...
Solo recuerda el momento en que nos conocimos, solo recuerda el primer beso que nos dimos. Aunque fuiste tú a quien yo amé infinito lo lamento, pero tuve que hacerlo y te olvidé, amor.

domingo, 1 de enero de 2012

sesenta.

Construimos muros alrededor no para alejar a la gente de nosotros, sino para ver a quién le importamos y lo derrumba.

viernes, 30 de diciembre de 2011

cincuenta y nueve.

En un universo paralelo los cigarrillos fuman recuerdos, el alcohol se bebe las penas, las lágrimas lloran sentimientos y tú no me importas.


cincuenta y ocho.

No critiques mi progreso, si no conoces mis esfuerzos y no envidies mis victorias, sin conocer mis fracasos.

cincuenta y siete.

Cuídala mucho, porque mientras tú no le hablas, otros se mueren porque les conteste. Y mientras tú la pierdes, otro la ganó.

cincuenta y seis.

- Perdona, ¿tienes hora?
+ Sí, las vente conmigo muy lejos de aquí.

jueves, 22 de diciembre de 2011

cincuenta y cinco.

ELLA:
Siento cómo mi corazón enmudece cuando te veo. Me quedo sin habla, no consigo encontrar el aire para respirar. Me muerdo el labio inferior mientras intento no sonreír. Mis ojos se iluminan en el momento en el que nuestras miradas se cruzan. El mundo se para. Intento pensar en la última vez que hicimos algo juntos, pero mi mente está bloqueada; no recuerdo absolutamente nada de lo que he hecho antes de verte. Repentinamente agarro el brazo de mi amiga y lo apreto con fuerza en un intento de contener mi alegría. Me acerco a ti, te doy dos besos en las mejillas y me alejo feliz: hoy te he visto.


ÉL:
Un amigo me avisa de que una de las niñatas de aquel grupo de chiquillas no para de mirarme. Me giro para ver si está buena y la contemplo desde lejos. Efectivamente, me estaba mirando, pero no es nada del otro mundo; me he acostado con tías mejores. Sigo la conversación de mierda en la que estaba metido hasta hace unos segundos. De repente, uno de los tíos dice que conoce a una de esas chicas y nos acercamos para saludar. Nos la presenta, a su amiga y ya de paso, a las demás. Creo que me suena la cara de la chica que me estaba mirando, pero no estoy muy seguro, así que paso. Las beso a todas para intentar parecer "amable", y me voy de ese grupo de pijas con mis colegas.
 

martes, 13 de diciembre de 2011

cincuenta y cuatro.

And I don't mind, if we take our time. 'Cause i'm all yours, if you're all mine.'

cincuenta y tres.

Por ti, por mí, porque el mundo es nuestro. Tú no me abandones, que yo haré el resto.
 

lunes, 12 de diciembre de 2011

cincuenta y dos.

No hay distancia más puta que el orgullo, así que a la mierda todo y cada uno con lo suyo.
 

jueves, 8 de diciembre de 2011

cincuenta y uno.

Escondo un dibujo de un corazón mal pintado con tu nombre, mi nombre y un "te quiero" medio borrado.

 

cincuenta.

Me ajusto a la vida pero la vida no es justa, quien yo quiero no me quiere y quien me quiere no me gusta.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

cuarenta y nueve.

Yo me encargo de que salga tu Sol todos los días, aunque ahí fuera llueve, truene o haga frío, prometido.

lunes, 5 de diciembre de 2011

cuarenta y ocho.

Querida Karen:
Si estás leyendo esto es que he encontrado el valor para mandártelo, ¡bravo por mí!. No me conoces muy bien pero, si me lo permites, tengo tendencia a repetir una y otra vez lo duro que me resulta escribir, pero esto es lo más difícil que he tenido que escribir nunca. No existe una manera fácil de decirlo, así que simplemente lo diré: he conocido a alguien. Fue una casualidad, yo no lo estaba buscando, no lo planee. Fue la tormenta perfecta, ella dijo una cosa, yo dije otra... cuando me di cuenta quería pasar el resto de mi vida en aquella conversación. Ahora tengo la sensación en mis entrañas de que puede ser ella, está completamente chiflada, de una forma que me hace sonreír. Extremadamente neurótica y exige un mantenimiento exahustivo. Ella eres tú, Karen, es la buena noticia. La mala es que no sé cómo estar contigo ahora, me acojona. Porque si no estoy contigo inmediatamente tengo la sensación de que nos perderemos ahí fuera. Este es un mundo enorme y malo, lleno de vueltas y recovecos,  y basta con parpadear para que desaparezca el momento. El momento que pudo cambiarlo todo. No sé lo que hay entre nosotros, y no sé decirte por qué habrías de saltar al vacío por alguien como yo. ¡Pero hueles tan bien! Como el hogar. Y haces un café excelente, eso también es importante, ¿verdad? Llámame.
Infielmente tuyo,
Hank Moody.

domingo, 4 de diciembre de 2011

cuarenta y siete.

Ella no es perfecta. Tú tampoco lo eres y vosotros dos nunca seréis perfectos. Pero si ella puede hacerte reír al menos una vez, te hace pensar dos veces, admite ser humana y cometer errrores, no la dejes ir y dale lo mejor de ti. Ella no va a recitarte poesía, no estará pensando en ti en todo momento, pero te dará una parte de ella que sabe que podrías romper. No le hagas daño, no la cambies y no esperes de ella más de lo que puede darte. No analices. Sonríe cuando te haga feliz, grita cuando te haga enfadar y échala de menos cuando no esté. Ámala tanto como puedas cuando recibas su amor. Porque no existen las chicas perfectas, pero siempre habrá una chica que es perfecta para ti.

sesenta y seis.

Ya sé de sobra que tiene esa sonrisa y esas maneras
y todo el remolino que forma en cada paso de gesto que da.
Pero a demás la he visto seria, ser ella misma,
y enserio que eso no se puede escribir en un poema.
Pero eso que me cuentas de que mírala cómo bebe las cervezas
y cómo se revuelve sobre las baldosas y qué fácil parece a veces enamorarse.
Todo eso de que ella puede llegar a ser ese puto único motivo
de seguir vivo y a la mierda con la autodestrucción.
Todo eso de que los besos de ciertas bocas saben mejor es un
cuento que me sé desde el día en que me dió dos besos y me dijo su nombre.
Pero no sabes lo que es caer desde un precipicio y que ella aparezca
de golpe y de frente para decirte: venga, hazte un peta y me lo cuentas.
No sabes lo que es despertarte y que ella se retuerza y bostece,
luego te abrace y luego no sepas cómo deshacerte de todo el mundo.
Así que supondrás que yo soy el primero que entiende el que pierdas la
cabeza por sus piernas y el sentido por sus palabras, y los huevos
por un mínimo roce de mejilla.
Que las suspicacias, los disimulos cuando su culo pasa,
las incomodidades de orgullo que pueda provocarte,
son algo con lo que ya cuento.
Quiero decir que a mí de versos no me tienes que decir nada,
que hace tiempo que escribo los míos.
Que yo también la veo, que cuando ella cruza debajo del cielo,
solo el tonto mira al cielo.
Que sé cómo agacha la cabeza, levanta la mirada y
se muerde el labio superior.
Que conozco su voz en formato susurro y formato gemido
y en formato secreto.
Que me sé sus cicatrices, y el sitio que la tienes que tocar, en el este
de su pie izquierdo para conseguir que se ría, y me sé lo de sus rodillas,
y la forma que roza las cuerdas de una guitarra.
Que yo también he memorizado su número de teléfono, pero también
el número de sus escalones y el número de veces que afina las cuerdas
antes de ahorcarse por las bulerías.
Que no solo conozco su última pesadilla, también las mil y una anteriores,
y yo sí que no tengo cojones de decirle que no a nada, porque tengo más deudas
con su espalda de las que nadie tendrá jamás con la luna
(y mira que hay tontos enamorados en este mundo).
Que sé la cara que pone cuando se deja ser completamente ella,
rendida a ese puto milagro que supone que exista.
Que la he visto volar por encima de poetas que valían mucho más que estos dedos,
y la he visto formar un charco de arena rompiendo todos los relojes que le puso el camino, y la he visto hacerle competencia a cualquier amanecer por la ventana;
no me hablen de paisajes si no han visto su cuerpo.
Que lo de "mira sí, un polvo es un polvo" y eso del tesoro pintado de rojo sobre
sus uñas y solo los sueños pueden pasarse sobre las cinco letras de su nombre.
Que te entiendo, que yo escribo sobre lo mismo, sobre la misma... que razones tenemos todos, pero yo, muchas más que vosotros.

viernes, 9 de septiembre de 2011

sesenta y cinco.


Para esta vida me pido al chico de las cinco sonrisas, el corazón enorme y la transparencia por bandera. El que me cuenta la historia de cada cicatriz y los motivos hasta que se decide a decir un te quiero. El que hace que todo vuelva a ir bien sólo con el sonido de su risa. El que me escucha aun cuando hace horas que debería haberme dejado tirada. El que me pica simplemente por la satisfacción de que yo vaya detrás de él a buscarle. El que provoca que no pueda aguantar más de diez minutos enfadada con él y con el resto del mundo cuando me mira con esa cara. El que hace que cada palabra, cada verso de esos poemas de amor que tan poco le gustan, cobre un nuevo significado con su voz. El que sabe perfectamente dónde está el botón "on" de mi risa y el momento justo en que tiene que pulsarlo para evitar que todo a mi alrededor se hunda. El que me ha hecho una total experta a eso de jugar al tres en raya con sus lunares. El que es más que un "mucho", que un "todo", más que toda esa mierda de "para siempre". El que me entiende con una mirada, el que me echa en falta cuando no le estoy haciendo caso aposta. Aquel que me derrite con su olor, con los pasos de tango que se marcan sus manos con el papel, con cada parpadeo con que espera a que le conteste mientras yo no puedo ni moverme por esos escasos cinco centímetros que me separan de su piel. Me lo pido para esta vida, discuto con las estrellas fugaces para que cumplan mi deseo, soplo pestañas díscolas para que se haga realidad. Para que un día te des cuenta de qué es lo que has tenido siempre junto a ti. Siempre, hasta ahora.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

sesenta y cuatro.


La vida me tiene hasta los cojones, estoy completamente harta de que cuando estoy feliz alguien llegue para joder ese momento. Estoy cansada de intentar una y otra vez reconducir mi vida sin encontrar nada, de no poder resolver mis dudas, a la duda existencial de qué se te pasa por la cabeza. Estoy cansada de que mi euforia se esfume como el humo de los cigarros y de ser yo misma una espectadora de mi vida. Estoy harta de intentar entender a los demás, de ver las cosas que ellos no ven, pero de ser incapaz de ver las mías propias. Estoy absolutamente agotada de luchar y sé que la culpa es mía, sí, la culpa es mía por pensar que quizá las cosas fueran esta vez distinta, por ilusionarme, por decirle a los demás que sus presentimientos tenían algo de realidad. Estoy cansada de mi rumbo de vida, de pensar en ti y de pensar que tú quizá también pienses en mí. Pero sobre todo estoy cansada de ser tan débil, tan cobarde como para no tener el valor de ir y preguntarte de qué palo juegas y después decidir. Supongo que todo esto se debe a la impotencia que siento ante ese comentario que me han hecho, que aunque sé que en ninguno de los casos era con mala intención, ha conseguido arrebatarme la sonrisa y ha traído de nuevo a la niña de ojos tristes. Pero, ¿sabéis qué es lo peor de esto? Que mañana te veré y no me importa, es más, me agrada. Pero ¿qué hago? Sigo como siempre y me río con ganas de nuestras gracias estúpidas o dejo que gane el angelito que hay dentro de mí. Porque a veces tengo la sensación de que esa alegría además de tonta es ficticia.


sesenta y tres.

 Me estás mal acostumbrando. Has conseguido que dejarse llevar por la alegría sea lo más fácil del mundo, lo que siempre evité para que la caída fuera menor cuando todo dejara de ir bien. No es sólo que haya encorsetado mi felicidad a tu presencia, es que ahora también mi tranquilidad, mi seguridad, mi confianza en mí misma dependen del número de veces que me has abrazado hoy, de la cantidad de palabras que me has susurrado al oído. Me estás mal acostumbrando a eso de sonreír a todas horas como una tonta, y me he dado cuenta de que no querría dejar de hacerlo nunca. Que yo soy la que te entiende, la que te conoce casi a la perfección, la que ha aceptado tus pequeños defectos, por considerar tus virtudes lo más especial que he visto nunca reunido en una sola persona. Que a veces siento que te quiero tanto, que pienso que jamás nadie ha querido a alguien como yo a ti. Que cuando estoy a tu lado soy como un satélite, que todas mis terminaciones nerviosas están más pendientes de tus latidos que de preocuparse de si sigo respirando. Que por mucho que lo oculte, por mucho que lo niegue, tú eres la más perfecta mala costumbre.

sesenta y dos.

La he visto llorar, reír, comer, sufrir, alterarse, correr, gritar, susurrar, enfadarse, enloquecerse, y la mayoría de las veces ha sido a mi lado. He visto hacer todas estas cosas a un millón de personas, pero no de la misma manera en que se las he visto hacer a ella, porque las hace de una manera especial. Siempre con la sonrisa en la cara y con un te quiero por decirme. Sé que suena a tontería, pero ella es la persona que mejor me ha sabido querer en todo este tiempo. Con la que más comparto mis días y con la que los quiero seguir compartiendo. Es la que me ha enseñado a hacer las cosas de la mejor manera posible.

sesenta y uno.

De algo estoy seguro. No podrá quererla como la quería yo, no podrá adorarla de ese modo, no sabrá advertir hasta el menor de sus dulces movimientos, de aquellos gestos perceptibles de su cara. Es como si sólo a mí se me hubiera sido concedida la facultad de ver, de conocer el verdadero sabor de sus besos, el color real de sus ojos. Nadie podrá ver nunca lo que yo he visto. Y él menos que ninguno. Él, incapaz de amarla, incapaz de verla verdaderamente, de entenderla, de respetarla. Él no se divertirá con esos tiernos caprichos.