jueves, 2 de febrero de 2012

ochenta y dos.

Me sostengo de tu cuerda, que me mantiene a diez pies del suelo. Estoy escuchando lo que dices, pero no puedo hacer ningún ruido. Me dices que me necesitas, entonces vienes y me cortas, pero esperas y me dices que te perdone... No pensaste que me daría la vuelta y te diría: es demasiado tarde para pedir disculpas, es demasiado tarde.
Me arriesgaría de nuevo, me culparía de todo, lo intentaría por ti. Y te necesito como un corazón necesita latidos. Yo te amé a rojo pasión, pero ahora se está tornando azul y dices perdóname, como el ángel que el cielo me hizo creer que eras, pero tengo miedo. He dicho que es demasiado tarde para pedir disculpas, demasiado tarde.