miércoles, 11 de enero de 2012

sesenta y tres.

Sonrisas tatuadas por horas alcoholizadas, por locuras de media noche y despertares a medias tardes. Los chupitos, los cubatas y todo el humo del local se impregnan en tu ropa, dándole ese asqueroso olor que al día siguiente te hace recordar lo bien que te lo pasaste y lo mucho que desfasaste. Los bailes, los tacones, la música alta y perder el control, aumentar la velocidad y estrellarse contra sus labios.